Xavier Gutierrez

Un somero acercamiento al humano y al político poblano

Me parece que el gobernador Sergio Salomón Céspedes está haciendo su tarea. Y lo está haciendo bien.

Lo entrevistamos en el programa “Cuchara Cuchillo Tenedor” y después compartimos la mesa con él. El acercamiento resultó muy valioso en los dos planos: el humano y el político.

Surgió del Congreso local como uno más de los diputados. Sin un brillo ni aureola distintiva fuera de lo común.

Pero hete aquí que “el hombre es la oportunidad”.

Le cayó del cielo la responsabilidad de gobernar y la tomó a fondo y en serio. Se creció ante el reto y tiene hoy niveles insospechados de buen dominio escénico local y nacional.

Casi de inmediato mutó sus deberes legislativos casi en penumbra por un papel de concertador protagónico de primer nivel. Se puso el traje de gobernador y lo llenó a la perfección.

El camino estaba pavimentado, ciertamente. Es decir, luego de quienes pasaron por Casa Aguayo fugazmente, en el pasado reciente, gobernar por contraste era lo indicado. Y así lo hizo.

Pasó la escoba por el tiradero morenovallista y las frivolidades de Gali y Barbosa, más los tres minutos de infausta gloria de Pacheco, y se puso a trabajar con seriedad y de tiempo completo.

La entrevista al aire fue agradable, pero el convivio a la mesa fue mucho mejor. Junto con mis compañeros Chucho y Rodolfo vimos a un gobernante sin complejos. Perfectamente bien informado de sus deberes, sin sueños de opio, con los hilos en la mano de todos los asuntos del día a día y sin prejuicios respecto de la clase política poblana.

Nos sorprendió la precisión de sus respuestas al abordar todos los temas de ruido reciente en Puebla, todos absolutamente, sean asuntos de seguridad, policiacos, alianzas, antecedentes judiciales de personajes, movimientos políticos, inversiones, proyectos, promoción del estado, todo.

Jamás mostró titubeo ni reticencia alguna, ningún atorón al responder a preguntas de política o temas delicados. Naturalmente es tiempo de veda electoral y él sabe muy bien marcar sus límites del actuar público. Antes, en la charla al aire, Sandra Izcoa hizo su chamba profesional: con sutileza nos recordó las limitantes que la ley impone. Pintada la cancha todos medimos el terreno.

Luego fue otra cosa.

El gobernador se veía relajado, satisfecho, totalmente a gusto. Tanto que al poco rato se quitó el saco, despidió a su equipo de apoyo y habló sin cortapisa alguna. Moderado en su dieta, tomó dos copas de excelente vino que Chucho ofreció y con eso fluyó más el verbo.

Se habló de política, proyectos, relación con el presidente, sus orígenes mixtecos y su evolución, su equipo de trabajo. No experimenta mareo alguno por llegar al sitio donde está prácticamente caído del cielo. Se advierte que aprendió y aprende aún a pasos agigantados. Se le preguntó sobre su futuro y es un tema que no le quita el sueño, cree en las circunstancias en las que la voluntad con frecuencia no influye.

Pero remarcó unas tres veces que frente al porvenir, cualquiera que sea, hay que estar preparado, trabajar sin descanso y crear relaciones.

En este tema insistió mucho en el papel de la familia, las responsabilidades de cada persona en abonar con su conducta un clima de cordialidad y respeto que permeé en la sociedad. Hizo referencia, en este punto, a la importancia que tiene el buen clima y convivio permanente en el núcleo familiar.

Aludió a la crítica extendida que tiene como destinatario a los gobiernos en sus tres órdenes, pero que comúnmente se pasa por alto el papel, la responsabilidad de cada ciudadano en sus obligaciones cívicas.

En todo el tiempo que duró la comida no tuvo expresiones descalificatorias. Usa un lenguaje sencillo, tiene a flor de labio lo que hace en cada región, sus reuniones de trabajo con presidentes municipales, empresarios, funcionarios, con grupos políticos. Tiene bien tomada la medida de todos y exaltó su perfecta comunicación con su secretario de Gobernación. Una dupla como de pitcher y cacher.

Fue una conversación sorprendentemente abierta, franca. Sólo nos anticipó que hará algunos comentarios, algunas revelaciones interesantes y necesarias pasando las elecciones. Casi lo comprometimos a que al día siguiente de la fecha electoral nos abra un nuevo espacio para hablar largo y tendido de eso que mantuvo con discreta reserva.

No tiene los aires de un intelectual, lejos de la pedantería y el oropel transitorio del nivel en que se mueve y que a muchos confunde y hace perder el piso, sujetas las emociones ante el futuro promisorio o no; él está en lo suyo aquí y ahora.

Nos acompañó a la mesa un caballero poblano de agradable charla y presencia, don Agustín Bravo Hernández, uno de los pilares de ese emblema del comercio en Puebla que es “Abarrotes La Luz”.

Excelente sabor de boca que dejó este encuentro a la mesa con el gobernador Sergio Salomón Céspedes.

Te lo digo Juan…

Le recuerdo que cada jueves, de siete a ocho de la noche tenemos una cita por Radio Buap para charlar sobre el maravilloso mundo del idioma que todos hablamos.

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