Estampas y reflexiones de un momento histórico para nuestro país
1. La democracia es un proceso, no es una elección. Lo decía el gran mexicano Jesús Reyes Heroles.
2. Lo hemos visto, lo seguiremos viendo. Emerge la presidenta Claudia Sheinbaum con una resonante victoria. Indiscutibles los datos: 58 por ciento contra 26 de Xóchitl, 9 de Máynez.
Los pronósticos de la derecha hechos mil pedazos.
Con cuánta razón decía don Fernando Marcos: “es mejor ser cronista que profeta…”
3. La participación de los mexicanos al votar, 70 por ciento del padrón. Una muestra de civismo ejemplar. Vimos hileras de calles enteras bajo un inclemente calor gran parte del día. El deber cumplido es una satisfacción íntima, lección para los hijos. A nadie llevaron a la urna con una pistola en la espalda.
4. El acto de votar es impresionante, admirable. Pero es sólo una parte de la democracia. Esos mares de gente necesitan participar en los actos cívicos de la vida diaria. Traducir el voto en los hechos de la vida cotidiana: respeto al manejar, honestidad en el trato, las relaciones y los negocios; reconocimiento a la dignidad del otro y tolerancia a las distintas formas de pensar.
5. Gana también, de un modo contundente, Alejandro Armenta la gubernatura de Puebla. No es figura de una campaña, es resultado de una siembra personal de muchos, muchos años. Ganó la interna, ganó la externa, con cortesía y estilo propios. Nada le ha caído del cielo, es fruto de su trabajo.
6. Claudia deja la candidatura. Emerge con la personalidad de futura presidenta. Pone oídos sordos a la ofensa de ayer, “narcocandidata”; tiende la mano de concordia a sus adversarios. Sus primeras palabras y pasos apuntan a tiempos de distensión. Reconoce el disenso como requisito de la democracia. Esperemos mejores tiempos.
7. Un gigantesco mar de votos no provocan de un día para otro un México nuevo. Es el mismo país, con sus claroscuros. El cambio tiene que venir en la esencia. El cambio debe ser individual, personal, de actitud y de altitud.
8. Es paternalismo puro gritar, clamar y reclamar al gobierno por todo, si no cambiamos nosotros. El cambio es de cada uno. Empieza en el hogar, en los hijos, sigue con los hábitos de los jóvenes, continúa con los actos de los adultos. Pasa por la escuela, por las aulas, por el trabajo, por el respeto a la ley y a la ética.
9. La educación, suelo decir, es un producto lácteo. Nace en el seno materno.
10. La mentira, el insulto, la difamación, el agravio, esas armas de muchos mexicanos quedan en la mentalidad enana. Las campañas fueron un muestrario escatológico de todo esto. Es ese porcentaje social que se resiste a crecer, crecer hacia adentro. Y sin embargo, es parte del ejercicio de la convivencia a que obliga vivir bajo este techo, pisar el suelo de este país maravilloso
11. Los días previos al domingo electoral había barruntos de tormenta. Augurios y pronósticos que más parecían deseos maléficos. Evidencias negras de esa forma de mirar la vida con fobia, rencor y veneno. Se asomaba la intolerancia, el fascismo, el racismo y el clasismo, todos en un coctel diabólico. Nada pasó. El país, orgullo del pueblo, es superior a la perversidad. Las voces apocalípticas no tuvieron cabida, solo se agazapan.
12. La “triple alianza” (PRIPANPRD) medró de forma desmedida. Uso a una mujer carismática para su trance a diputaciones y senadurías para ganar impunidad. Se cobijaron bajo la capa del dueño del circo, Claudio X. González. Tendrán fuero y seguirán llenándose los bolsillos. Un gramo de dignidad los llevaría a renunciar a todo, empezando por cargos cupulares de sus partidos. No conocen los principios, carecen de todo, y todo es todo.
13. Buena parte de los medios, en trincheras de radio, televisión, columnas y redes, hicieron su parte. Títeres y usufructuarios insaciables de presupuesto y recursos públicos. El chisme, la rumorología, la denigración y la maledicencia son el lenguaje con credencial del “comunicador” de baja estofa. Ahí están a partir de hoy, haciendo malabares para comerse sus palabras, pronósticos y deseos. ¡Cuánto daña al país este nivel de “comunicación”!
Algo queda claro con este modelo de comunicación caduco: los ven y los oyen, pero no influyen en el electorado.
14. Veremos una nueva geografía política, acorde a lo que manda el voto. La democracia es imperfecta siempre, pero es perfectible. Tiene la ventaja de que se puede modificar periódicamente con la herramienta del voto. En esto hay un ganador paradigmático, el ciudadano, los que votaron y el millón y medio que contó los votos. Y otro más, López Obrador.
15. Nos guste o no, el presidente López Obrador es parte de la victoria en lo electoral, pero también en su mochila carga con los errores, pendientes e insuficiencias. Parte de la tarea del futuro gobierno.
16. Lo recordamos: “El respeto al vencido pone de manifiesto la dignidad del vencedor”. A este precepto se deberán sujetar los triunfadores. Finalmente, nada es para siempre. El ave se come a las hormigas, después las hormigas se comen el pájaro. Todo es tan breve como la vida.
17. Escenas últimas de la noche electoral: el ansia intolerante de algunos conductores de televisión urgiendo resultados, cifras, datos al INE, cuando este realizaba bajo presión un trabajo acucioso y complicado. El resumen llegó al filo de la medianoche: completo, ordenado, pulcro, suficiente. Calló la boca de los iluminados. Hacer el trabajo propio y respetar el ajeno también es enseñanza.
18. El senador Germán Martínez, protagónico, se “coló” cerca de la medianoche con una entrevista en la televisión, para dudar del trabajo del INE y exigirle a su presidenta resultados inmediatos. Él, dudando del INE, cuando poco antes hizo campaña con la cúpula de la ultraderecha diciendo que “el INE no se toca”. Él, alegando fraude, cuando Xóchitl ya le había hablado a Claudia para felicitarla por su triunfo. ¡Para puras visiones…!