No hay nada como la seducción por el poder, el saberse intocable a pesar de las distancias
Al lado de mi habitación llegó Paco, un agradable sujeto, que gustaba del whisky tanto como yo, de las letras, la buena música y de los amores; fueron tardes de risas y de muchas anécdotas en el tiempo.
Un día hablamos del Lobo estepario; los dos nos identificábamos con él. Sin duda de Hermann Hesse, dejó letras para identificarnos, hasta Demian salto a la charla, eran días de letras y vivencias.
-Y en un tiempo salí con la esposa del Ministro de Justicia.
-No te puedo creer, era una dama muy elegante, muy bien hablada, de importantes aportes sociales, pero muy guapa. Supe que el Primer Ministro siempre se desvivía en atenderla y se decía que el esposo estaba en esa posición por ella.
-Así es mi estimado amigo, de charlas amables y lejanas comenzó otro tipo de charlas, siempre guardando el respeto a ella y más porque siempre sospeché, y aun lo sigo sospechando, que su marido le vigilaba sus redes sociales.
Entre esas incontables charlas salió tímidamente la advertencia que si continuaba, su esposo podría molestarse y era poco tolerante. Así pasaron dos años y le deje de ver, como unos ocho años. Al verle en una reunión de ministros del Interior mi realidad había cambiado, era reconocido por una serie de proyectos que me llevaron y aun lo hacen a extranjeros.
Es increíble que para que tengas eco aquí, tu voz debe ser tan fuerte que debe cruzar el mar y regresar el eco en forma de reconocimiento.
Allí ella me dio su número, me citó en una casa de campo donde nos vimos muchas veces, siempre la charla amigable y gocé de su amistad, hasta que un día pude disfrutar del momento mas intimo y saber de su pasión por mí.
-El peligro fue inolvidable, temerario… exquisito.