Eduardo Rivera evidenció sus prejuicios al ofender a simpatizantes de Morena

Esta estructura social donde se privilegia el origen social, el color de piel, etcétera, sólo ha beneficiado en principio a la clase política y empresarial mexicana, creando un régimen cimentado en la explotación, desigualdad y corrupción.

El candidato de los partidos del viejo régimen a la gubernatura del estado de Puebla nos quiso ofender llamándonos “morenacos”, sin embargo, el tiro le salió por la culata y quedó al desnudo la verdadera y única disputa del proceso electoral 2024: el retorno a un país de privilegios o la construcción de una República con bienestar y paz.

No es extraño este discurso de odio, de hecho, el Partido Acción Nacional (PAN) es de origen ultraconservador, contrario a los derechos de los campesinos, los obreros, las mujeres, la diversidad sexual y el disenso; por ello, sus gobiernos se han caracterizado por la violencia irracional, la represión, persecución y desaparición de opositores.

Esta estructura social donde se privilegia el origen social, el color de piel, etcétera, sólo ha beneficiado en principio a la clase política y empresarial mexicana, creando un régimen cimentado en la explotación, desigualdad y corrupción.

Puebla es el segundo estado con más denuncias por discriminación racial según el Consejo Nacional para Prevenir y Erradicar la Discriminación (CONAPRED), por ello, más que agredir políticamente a los militantes y simpatizantes de morena Eduardo Rivera ofendió a más del 70 por ciento de la población que según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) se considera morena, afrodescendiente o indígena.

Contrario a lo que piensan los conservadores poblanos, aglutinados en la secta racista, clasista y corrupta del Yunque, en Puebla reconocemos nuestro pasado indígena, pluricultural, multiétnico, y como hizo referencia el candidato Alejandro Armenta, en totonaco el naco es un ser amoroso con tres corazones. Con mucho orgullo somos morenacos.

@ACarvajal06