Román Sánchez Zamora

Historias repetidas por la búsqueda del amor primario, en la niñez; superarlo con mentiras

Una noche tranquila y él caminó hacia el parque.
Le tomaron la mano, ella le dijo“Siempre tan distraído”.
Ella le dio un beso en la mejilla… él no sabía lo que pasaba.
Ella era una chica hermosa.

De vez en cuando vengo y aquí trabajo, ya sabes doy placer.

Ella, una chica de la costa, alta, esbelta y hermosa.
-Los del Ministerio de Salud, de Seguridad nos buscan, no para terminar o controlar este trabajo sino para extorsionarnos; 50 monedas nos quitan, que ellos soporten a cada tipo enfermo que nos busca para saciar sus antojos más sucios y con gusto les doy eso y más- dijo ella mientras le abrazó a él.

Él le escuchó y no dijo más por que deseaba saber, nunca había ocupado esos servicios, pero de pronto se vio involucrado y más cuando ella lo llevó a su hotel.

Ella le dijo“Cuida mi sueño, por dos horas, no seas ordinario y hazme sentir en manos de un buen caballero”. Ya no supo él si lo manipulaba, pero no tenía más intenciones que contemplarle.

Se acostó, le abrazó y él se quedó inmóvil.
A las dos horas sonó una alarma, ella se levantó. “Te invito a cenar, le dijo ella a él.

Terminaron de cenar…
Volvamos, solo cuídame por favor,  le dijo ella a él.

Él se acostó a la orilla de la cama, sin desvestirse, solo se quitó sus zapatos.
Y allí quedó…

Tengo que ir a trabajar, le dijo él a ella.

Él volvió en la tarde al hotel, y ella no estaba. Fue al parque y ella tomaba de la mano a otro caballero; se sentó a lado de ellos y le decía todo lo que escuchó el día anterior…
Ella no está loca, ella nos enloquece, dijo y se marchó.