Separar el poder político del económico también es para redistribuir mejor la riqueza
Una de las principales premisas del humanismo mexicano es separar al poder político del poder económico, sin embargo, de manera aislada poco o nada puede significar; por ello, hay que entender al humanismo mexicano como una serie de principios para construir bienestar, seguridad y paz para todas y todos.
Al principio supracitado debemos agregar que por el bien de todos primero los pobres y que no puede haber gobierno rico con pueblo pobre, ambos son fundamentales para entender la austeridad republicana con enfoque humanista, y no como en Europa fue entendida para privatizar bienes públicos, cancelar programas sociales, así como servicios. De hecho, en nuestro país ha significado un recorte real a gastos superfluos y canonjías de la burocracia dorada de México.
El fin de la impunidad y los privilegios tiene que ver con un cambio estructural en la sociedad que se refleje en una igualdad de oportunidades, y sobre todo, en una mejor distribución de la riqueza. Esta debe ser la principal atención de los gobiernos de la Cuarta Transformación en México a partir de 2024.
Lo anterior no puede ser posible sin una reforma fiscal profunda en el Estado mexicano. Para empezar se debe continuar con el camino de aumentar la base gravable y no los impuestos para las y los ciudadanos, pero sobre todo, cobrar a los grandes capitales los créditos fiscales que a través de artilugios legales, o francas y abiertas evasiones de impuestos (lavado de dinero) se niegan a pagar.
En segundo lugar, se debe pensar en serio la imposición de gravámenes a las fortunas y a las herencias. Es igual de falso que el pobre sea pobre porque quiere, que los ricos lo sean por su trabajo y su mérito; de hecho, en la mayoría de los casos ha sido por especulación, privilegios o herencia.
El impuesto a la riqueza permitirá equilibrar las condiciones sociales como clase, raza o género a las personas en condiciones económicas más desfavorables. Además, se deben implementar más acciones afirmativas a grupos minoritarios y evitar la amortización de capitales en manos de usureros como Ricardo Salinas Pliego.