Curiosas observaciones en los retos y procederes de dos Alejandros
No se hagan bolas.
Veamos un poco el ayer para entender el presente y el futuro. Alejandro Magno, aquel joven guerrero macedonio que conquistó más de medio mundo conocido en su época, dio un golpe de audacia al cortar con la espada el nudo gordiano.
La anécdota cuenta que Gordias había atado al carro la lanza y el yugo con un nudo inextricable. Según la profecía quien lograse desatarlo reinaría sobre Asia entera. Lo que otros habían intentado en balde lo consiguió Alejandro con un solo gesto, cortando el nudo de un tajo con la espada.
En lugar de intentar desatar el nudo, Alejandro simplemente, con lógica, resuelto y con audacia, lo cortó con la espada.
Mutatis mutandis, dicen los abogados, traigamos ese episodio de la historia a nuestra realidad doméstica poblana. Hay coincidencias, desde luego, no se trata de volar o de acomodar la historia.
Nuestro personaje político en la Puebla de hoy es precisamente Alejandro Armenta. Invicto en más de un sentido, tiene a su favor lo que dicen las encuestas, aceptando que son la fotografía de un momento. En el caso de Armenta son muuuchas fotografías. Todas prácticamente.
Todas las fotografías hasta hoy le dan una cómoda ventaja. Anteayer sobre todos, ayer sobre Nacho, hoy sobre Eduardo Rivera.
Sólo algún hecho verdaderamente extraordinario modificaría el resultado electoral del 2 de junio. No hay en el horizonte elementos para prever algo así.
Nada es imposible, desde luego. Es posible que mañana se caiga la catedral por supuesto. Pero es poco probable.
Por otra parte, tiene Armenta frente a sí muchos nudos gordianos. Obstáculos difíciles de resolver o de solución o desenlace complicado.
Los problemas que tiene enfrente, endógenos o exógenos, llevan a algunos a expresar sus reservas, o condicionar su simpatía o voto. El abanico es grande y variado: los arribistas cínicos que se han sumado a su carro, los impresentables de siempre, los poderes fácticos del estado, los impuestos o empujados por grupos de poder, etcétera.
Exactamente ese es el reto de Armenta. Esto es con lo que ha convivido en los últimos años. Problemas reales o artificiales, trampas, díceres, campañas, terreno minado en el senado o en su relación con otras personas o poderes (Lili Téllez, la Suprema Corte, Barbosa, Moreno Valle en el pasado reciente, aspas de molino, etcétera) la política pues.
Esa ha sido su materia prima, su ocupación cotidiana. Metido en eso ha tenido tropiezos, golpes, caídas y raspones. Y sólo quien no dispone de educabilidad no aprende del golpe o del fracaso.
Es fracasado quien no aprende del fracaso. Quien se queda a vivir en el fracaso.
No es el caso de Armenta.
Se ha movido con inteligencia en la selva de la propaganda. Con una minúscula cantidad de espectaculares en relación con sus adversarios, quedó por encima de ellos en las diversas encuestas. Ha usado con inteligencia medios y, sobre todo, redes.
Él ha empleado todas las herramientas de la propaganda con tino, precisión y equilibrio.
Pero hay algo por encima de todos estos elementos que le dan un sitio primordial, reconocido por sus simpatizantes y adversarios: su contacto personal con la gente.
En su momento tuvo Melquiades este recurso.
Alejandro lo ha cultivado a lo largo de más de quince años con una modalidad diferente: sin el vínculo del compadrazgo, con perseverancia, persistencia y terquedad.
El contacto personal es insustituible en política.
Sí, se lleva tiempo, cuesta más, choca con el criterio de los consultores. Pero quien lo tiene, puede usar los otros recursos con un criterio periférico.
Ha sido Armenta el típico predicador en tierra de herejes.
Hasta convertir a muuuuchos apóstatas y sumarlos a su trinchera.
Hoy son simpatías, aportes y votos. Pragmatismo puro.
Mañana podrán ser desechados según convenga a sus circunstancias.
Él es un político, no un ignorante.
Hay quienes juzgan con ingenuidad a Armenta. Recelan por las fotos de la circunstancia.
No saben su juego, no conocen su estrategia. Así sucede con muchos. Más que juzgar prejuzgan.
Una cosa es cierta, absolutamente cierta: el primer Armenta auténtico será conocido el día 3 de junio, después de la elección.
El segundo Armenta será conocido después del acto de toma de posesión.
Antes no. No traten de decodificar al senador, no intenten descifrarlo.
En la historia del poder en México, en absolutamente todos los casos, al poderoso se le conoce sólo y únicamente cuando asume el poder.
Antes no.
Mientras tanto, no os hagáis bolas.
Es saludable recurrir a esa doble solución que algunos prescriben para toda clase de males: la paciencia… y el tiempo.
Una poblana en Los Pinos…
¿Quién es la única mujer poblana que ha tenido el privilegio de desayunar y convivir con el Presidente López Obrador y su esposa y un par de invitados más en Palacio Nacional?
Se trata de la empresaria Olivia Salomón, exintegrante del gabinete estatal poblano. Merced a sus vínculos, propició hace poco más de un año un gratísimo encuentro de la pareja presidencial con el filósofo español Fernando Savater y otro personaje de lujo.
Nos cuentan que la señora Salomón sabe moverse con discreción y tacto en altos niveles de la política nacional y otras latitudes. Hoy desempeña importantes funciones en la campaña de la señora Sheinbaum.
Un sitio de tertulias…
Don Fausto Sáinz, un poblano-oaxaqueño de cepa, creó en su restorán El Cazador (de la 3 Poniente) un sitio muy grato para las tertulias y el convivio, en donde la historia, el arte, las conferencias y claro la política, se dan cita esporádicamente y se combina esto con una cocina poblana de primerísima calidad.
Por lo anterior, es común encontrarse ahí a políticos, académicos, dirigentes sindicales, periodistas, artistas, abogados, funcionarios, comunicadores y actores de la vida pública todo el tiempo.
En fecha reciente coincidieron ahí profesores poblanos y oaxaqueños y de igual forma, conocedores del pulque y mezcal, y estos últimos narraron interesantes y curiosas tradiciones y costumbres que tienen que ver con el consumo y rituales de estas bebidas en la región centro y sur del país. No se advirtió riña alguna entre la cultura y la inclinación a tan saludables preferencias etílicas.