Los gritos del pasado son el infierno de los que apostaron a lo inmediato
La realidad virtual, lo que se ve pero no existe. ahora se toma como verdad.
Una verdad que se toma como Guy Deboard, en esa sociedad del espectáculo.
La nariz chueca.
La sonrisa falsa.
La mirada perdida.
Parte de una realidad que creen y desean hacer saber que existe cuando no es parte de una realidad.
La humillación, la burla, la ignorancia acompañan al ser que manda y que cree por un tiempo ser parte de las deidades, cuando son más demonios que seres terrenales.
Pero la sonrisa surge, porque se refleja en una foto, en donde se ve una alegría que no se separa de la ambición pueril, para volver después de unos años al lugar donde nació, todo depende del adulado, del servido, del príncipe en turno, en este imperio sexenal o de trienio.
Entre más sonrisas miren, más alegre es uno, a pesar de vivir por las noches el dolor del látigo perpetuo, porque alguien alguna vez comentó: “El chiste no es cambiar de dueño sino dejar de ser perro”.
La humillación, la burla, la ignorancia acompañan al ser que manda y que cree por un tiempo ser parte de las deidades, cuando son más demonios que seres terrenales.
Pero la sonrisa surge, porque se refleja en una foto, en donde se ve una alegría que no se separa de la ambición pueril, para volver después de unos años al lugar donde nació, todo depende del adulado, del servido, del príncipe en turno, en este imperio sexenal o de trienio.
Entre más sonrisas miren, más alegre es uno, a pesar de vivir por las noches el dolor del látigo perpetuo, porque alguien alguna vez comentó: “El chiste no es cambiar de dueño sino dejar de ser perro”.
