Puebla

El gobierno de Puebla que preside Alejandro Armenta impulsa el reconocimiento y protección de los textiles de Hueyapan, el papel picado de San Salvador Huixcolotla y la tuna “rojo vigor” de San Sebastián Villanueva.

El gobierno de Alejandro Armenta dio un paso firme hacia la construcción de la paz y el desarrollo económico con justicia, al consolidar avances significativos en la gestión de Indicaciones Geográficas ante el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI) para tres productos emblemáticos de Puebla: los textiles de Hueyapan, el papel picado de San Salvador Huixcolotla y la tuna “rojo vigor” de San Sebastián Villanueva, en Acatzingo.

Así lo mencionó el secretario de Desarrollo Económico y Trabajo, Víctor Gabriel Chedraui, quien subrayó que la estrategia garantiza certeza jurídica, impulsa la competitividad regional y protege los saberes tradicionales de las comunidades. Explicó que en Hueyapan, más de 180 productoras nahuas han avanzado en la formalización de su actividad mediante proyectos como Matachiwanej – Tejido Cultural y Tradición-, con incrementos de hasta 25 por ciento en sus márgenes de ganancia.

En San Salvador Huixcolotla, el papel picado genera empleos para gran parte de la población y se exporta a más de cinco países. La solicitud ya fue presentada con acompañamiento técnico de la Universidad Tecnológica de Tecamachalco. Respecto a la tuna “rojo vigor”, de San Sebastián Villanueva, los estudios técnicos iniciaron con la Universidad Tecnológica de Huejotzingo, con lo que se prevé un impacto agroindustrial nacional e internacional, informó Gabriel Chedraui.

La directora de Denominaciones de Origen e Indicaciones Geográficas del IMPI, Talia del Carmen Vázquez Alatorre, señaló que esta figura jurídica protege la tradición, los saberes ancestrales y el lugar de origen de los productos. Destacó que “la indicación geográfica es un bien nacional, del que pueden hacer uso sólo quienes sean determinados mediante un estudio técnico y geográfico”. Añadió que esta distinción otorga certeza al consumidor, quien puede confiar en que adquiere artículos auténticos y de alta calidad.

“Queremos evitar imitaciones o productos que no tengan vínculo con nuestras raíces. El consumidor quiere saber que lo que compra es auténtico, que tiene historia, identidad y calidad”, aseguró Vázquez Alatorre. Recalcó que esta figura jurídica representa también una protección contra la piratería, un tema sensible para las comunidades. La distinción como indicación geográfica protege la economía de los pueblos, abre mercados y garantiza que el valor agregado permanezca en las manos de quienes lo producen.