Alejandro Carvajal

Morena debe renovarse con ética, rumbo claro y liderazgo para consolidar el segundo piso de la 4T

En medio de un complejo debate sobre libertades públicas, separación y equilibrio de poderes, defensa de la soberanía y de nuestra identidad mexicana, este domingo 22 de junio se celebró el Consejo Estatal de Morena en Puebla, encabezado por nuestra dirigente, Olga Romero GarciCrespo, y con la presencia del gobernador Alejandro Armenta Mier y el presidente municipal de Puebla, José Chedraui Budib. Más allá de la foto institucional, lo importante es el fondo: qué se discutió, qué se decidió y qué temas faltaron en la discusión.

En principio se respaldó unánimemente a la llamada “Ley de Ciberseguridad”, reforma que tipifica en el Código Penal local diversas conductas que vulneran nuestra dignidad y seguridad digital. Estas disposiciones tienen buena intención, indudablemente; sin embargo, es fundamental precisar su redacción, lo cual se hará cuando hayan concluido los foros ciudadanos que actualmente se realizan en el Congreso de Puebla. La gran conclusión es no atentar contra la libertad de expresión ni mucho menos, intentar censurar a los medios. Esas conductas no nos caracterizan.

Lamentablemente Puebla ha sido centro del debate público por las parafernalias con la que se han exhibido algunos referentes del partido, lo cual es evidente que contradice nuestra identidad política, de ahí que se refrendará el compromiso de no ser frívolos ni indolentes en el ejercicio del poder, lo cual nos lleva a recordar la gran lección moral de servir al pueblo y no al contrario, en ese sentido se reforzaron códigos éticos para frenar prácticas que pudieran ser ofensivas a la luz de un partido reformador. Además se logró un consenso para evitar el nepotismo y próximamente para evitar la reelección.

En el proceso de institucionalización partidista, Morena seguirá impulsando una gran campaña de afiliación y credencialización; sin embargo, no de una forma corporativa, pues debemos fortalecer nuestra formación política, la concientización política y el trabajo territorial y de base, solo así consolidaremos de raíz el Segundo Piso de la Cuarta Transformación. Finalmente se hizo un amplio respaldo a la estrategia migratoria de Sheinbaum: el Consejo mostró su adhesión a las acciones federales en favor de poblanos en EE. UU.

Sin embargo, quedaron algunos temas que son fundamentales y que inevitablemente tendremos que resolver. Fundamentalmente considero que es importante pensar cómo procesaremos la sucesión interna de nuestro Consejo Estatal, así como el Consejo Nacional. Requerimos un proceso democrático que convoque a las bases, juventudes y movimientos sociales. Una renovación no de nombres, sino una reafirmación del proyecto y su legitimidad.

Ha pasado poco más de un año de las elecciones del 1 de junio de 2024 y tenemos que hacer un balance crítico del desempeño de los gobiernos en funciones: ¿cumplieron con los principios de no mentir, no robar y no traicionar?

Necesitamos un mecanismo de evaluación permanente, autónomo y transparente, más allá del aplauso interno, las autoridades funcionales deben asumir más responsabilidades y las indeseables deben ser alejadas de nuestro movimiento, de ahí que necesitamos un profundo debate sobre la eficiencia de nuestras autoridades en todos sus rangos. No olvidemos que una de las siguientes batallas electorales será la revocación de mandato de la presidenta Claudia Sheinbaum, mecanismo al que cada vez más autoridades de todos los niveles deberían enfrentarse.

Si queremos que Puebla sea punta de lanza del nuevo humanismo mexicano, tenemos que fortalecer el piso político tanto como el institucional. Hoy avanzamos, pero aún tenemos que construir la base: identidadética y dirección. Eso es lo que exige nuestra militancia y la sociedad.