Román Sánchez Zamora

El principio y el fin es una posibilidad a diversas variables lejanas a nosotros, comencemos a vivir

Cuando amanecía podía escucharle barriendo la calle, los tíos saliendo a repartir su pan, los primos, preparándose para la escuela, el sonido del sartén con unos huevos estrellados, unas tortas, unos chiles en la mesa, el uniforme cerca que mi madre había puesto con cuidado para dejarme dormir unos minutos más.

El sueño había terminado, nada fue cierto, todo fue un sueño, no hubo libros, ni títulos, ni accidentes trágicos, nunca sucedieron los viajes, ni las muertes de los parientes, todo fue un sueño.

Me levanto y camino a la escuela: las calles vacías, los campos antes de llegar a esa primaria me saludan, me sonríen personas que no había visto, pero que ahora los veo muy claros, siempre lejanos, pero ahora los veo más cercanos a mí.

La maestra me saluda, nos saluda, revisa las tareas y la mía está impecable, es raro, nunca me gustó hacer tareas, era para mentes dominadas, pero hoy sí, la hice…

Los compañeros idos, los muertos están allí, y están jugando como siempre, las noches obscuras nunca sucedieron, sólo existieron en mi memoria y hoy estoy en donde me gustó estar siempre.

Me preguntan y doy una explicación sobre las tablas y sus utilidades en la vida cotidiana, además explico el porqué de los problemas sindicales, de los profesores, desde el punto de vista laboral y de los intereses políticos.

Algo hay raro, todo es raro, nada es lo que es.

En realidad, no estoy en mi pasado sino en un sueño y no puedo despertar.

Para ir a casa es un largo camino, ya pasé varias veces por la misma caseta, ya vi los mismos perros, las mismas señoras y azulejos de una tienda…

-Registren, el paciente despierta de su coma inducido… bienvenido, díganle sus generales hasta que recuerde quién es…

Volvamos…