Leticia Montagner

Aunque usted no lo crea y de acuerdo a Noticias Inteligentes del Smithsonian Magazine, los científicos enseñaron a los loros domésticos a hacer videollamadas y a los pájaros les encantó ya que esas aves salvajes tienden a volar en bandadas, pero cuando se mantienen solas como mascotas, pueden volverse solitarios y aburridos.

Cuando los humanos se sienten solos, pueden llamar o chatear por video con amigos y familiares que viven lejos. Pero, preguntaron los científicos: ¿Qué pasa con los loros domésticos? Una nueva investigación sugirió que estas criaturas parlanchinas también pueden beneficiarse de conectarse virtualmente con sus compañeros.

Los loros domesticados que aprendieron a iniciar chats de video con otras mascotas tuvieron una variedad de experiencias positivas, como aprender nuevas habilidades, informaron los investigadores de la Universidad Northeastern y de la Universidad de Glasgow.

La idea de este estudio no fue aleatoria: En la naturaleza, los loros tienden a vivir en grandes bandadas, pero cuando se mantienen en cautiverio, como en los hogares de las personas como mascotas, estas aves sociales a menudo están solas. Al sentirse aburridas y aisladas, pueden desarrollar problemas psicológicos e incluso pueden recurrir a tendencias autodestructivas como arrancarse las plumas.

Los loros solitarios son infelices, por lo que los investigadores se propusieron encontrar una manera de que algunas de los 20 millones de aves mascotas que se estima que viven en los Estados Unidos se conecten entre sí.

Reclutaron voluntarios de Parrot Kindergarten, un programa de capacitación en línea para dueños de loros y sus queridas mascotas. Durante las dos primeras semanas del estudio, los propietarios enseñaron a sus pájaros a tocar una campana y luego tocar una imagen de otra mascota en la pantalla de una tableta para iniciar una videollamada.

En esta fase inicial, las aves participantes realizaron 212 videollamadas mientras sus dueños monitoreaban atentamente su comportamiento. Los propietarios terminaron las llamadas tan pronto como las aves dejaron de prestar atención a la pantalla y limitaron su duración a cinco minutos. Aunque 18 loros comenzaron el experimento, tres lo abandonaron.

Una vez que aprendieron a iniciar interacciones de video, comenzó la segunda fase del experimento. En este período de llamada abierta, las 15 aves participantes podían realizar llamadas libremente y también pudieron elegir a qué ave marcar. Durante los siguientes dos meses, los loros domésticos hicieron 147 videollamadas deliberadas a otros. Sus dueños tomaron notas detalladas sobre las llamadas y grabaron más de mil horas de video que los investigadores analizaron.