Las luchas sociales, son silenciosas, su evolución, revolución cuando se sienten olvidadas
–No hay país ideal. Siempre existirá algo por lo cual se debe de luchar, todo mundo quiere encontrar temas de igualdad, de equidad como sucede en Europa, pero no todo es bueno, a muchos nos persigue y nos retumba cuando piensa que tenemos la vida ideal, pero la vida ideal como tal no existe, la idea de un dios, o dos dioses o quizá tres, o quizá uno más fuerte que otro y nada satisface a la gente en sus creencias, menos aún lo tendrán satisfecho con sus gobiernos, quizá porque no fue convidado por el poder o porque sabe que sería uno mismo peor o porque a uno no le gusta estar simpatizando con toda la gente.
-Cada político debe tener un grado de cinismo que le permita vivir y dormir tranquilo sin que decida renunciar a ello y en la noche piense en pedir perdón por sus expresiones. Debemos ser más atrevidos en lo que pensamos y más decididos, pero nos da pena asumir la responsabilidad de cumplir en su totalidad los acuerdos que se toman.
Amar a un país es tomarlo con toda su gente, sus defectos, un modelo para cambiar, como una masa maleable por manos expertas, inquietas, pero con la habilidad de seducir a la gente para que acepte ese cambio y se comprometa, en donde varios se sentirán que no son parte de esa masa y dirán un no de manera abrupta, aunque eso los condene a su desgracia en lo personal y económica; no siempre la gente desea un remedio para sus males.
Manuel Payno lo observa, ve la ira en sus ojos para enfatizar sus dichos.
-Nosotros buscamos hacer patria, pero los grupos de poder nunca se fueron, siempre por dinero o por derecho hasta divino y de sangre estaban allí.