Vivimos revolucionariamente; siempre volvemos a donde partimos porque nadie se comprometió
-El bien y el mal del ser humano es parte de él, la búsqueda siempre de algo que lo ate a la razón, a un sentido de vida, algo que le anime a seguir, organizarse, reorganizarse, experimentar y volver a comenzar, es parte de su aprendizaje a pesar de que en esto haya conocido los excesos del absolutismo, de la guerra, de las enfermedades, de la intolerancia, del poder desmedido y sin contrapesos, del despojo de la riqueza y solapada por los gobernantes.
-El silencio que amenaza, la llamada que no llega, el auxilio que se quedó sin voz de tanto gritar y murió ante la mirada atónita que gente que sólo miro y se hizo parte del silencio.
-A pesar de los años, nada ha terminado, todo sigue el mismo proceso de creencias, símbolos, de la fuerza y barbarie sobre la razón, el voto multitudinario sobre personas sin un sentido de patriotismo, menos aun de ciencia y así buscan que cambien sus gobiernos y se igualen a otras sociedades, pero desde las pequeñas hasta las más grandes actuando de la misma forma, la razón la tiene el dueño de las armas y el poder económico.
-Dime Carlos, hacia dónde vamos y hacia dónde va tu país.
-El sueño por el poder, de los despojados, de los militares, de la gente que pudo ascender por medio de una traición o una muestra de valor, aunque esta fuera por medio de crímenes de lesa humanidad, fueron la base de grandes riquezas, de grandes excesos también, es decir quitaron a una clase política nueva, absolutista, para poner otra, quitaron a opresores para convertirse en lo que supuestamente odiaron, pero aquí surge la duda: ¿quién los preparó? ¿Quién les dio una nueva cátedra que les diera otras opciones?
-Vivimos al olvido del navegante.