Es hora de que la Unidad de Inteligencia Financiera investigue y persiga a los delincuentes
A sólo una semana de asumir el cargo de Presidenta de la República, Claudia Sheinbaum presentó su Estrategia Nacional de Seguridad, sin precisar en su mensaje ante los medios de comunicación presentes en su conferencia mañanera, si continuará la que aplicó el gobierno de Andrés Manuel López Obrador de abrazos, no balazos , pero señalando que no volverá la guerra a los cárteles del narcotráfico impulsada por Felipe Calderón, sino que su estrategia se centrará en la prevención de los delitos, la atención a las causas, la inteligencia y la presencia de los cuerpos de seguridad.
Los cuatro ejes sobre los que girará su estrategia de seguridad que ya está en marcha en el país son:
1. La atención a las causas, mediante la reducción de la pobreza, la desigualdad generando oportunidades para que los jóvenes tengan una mejor calidad de vida.
2. Consolidación de la Guardia Nacional dando apoyo a las familias de México, apoyo a los investigadores y agentes de inteligencia que trabajarán en el país.
3. El fortalecimiento de la inteligencia e investigación, para lo cual se creará la Subsecretaría de Inteligencia e Investigación Policial dentro de la Secretaría de Seguridad que contará con las capacidades y herramientas tecnológicas para identificar redes criminales.
4. La coordinación es una responsabilidad compartida que requiere una respuesta unificada, su objetivo es la disminución de la incidencia delictiva, la neutralización de los generadores de violencia y redes criminales y el fortalecimiento de las capacidades de prevención de las policías locales.
El plan fue presentado por el secretario de Seguridad, Omar García Harfuch, quien no cuenta con la autoridad para ejecutarlo, debido a que la Guardia Nacional depende ahora del Ejército, quien será el encargado de hacerlo realidad.
La estrategia anunciada ha sido calificada por algunos medios y especialistas en seguridad, como insuficiente y como un paliativo a la grave crisis de violencia que se vive en varios estados del país.
Que su elaboración se llevó a cabo bajo la presión que enfrenta la Presidenta a unos días de haber asumido el cargo, con 566 homicidios dolosos y con una guerra entre los cárteles de Los Chapitos y los hijos de El Mayo Zambada en Culiacán con más de 147 homicidios en un poco más de tres semanas y con una población encerrada en sus viviendas y con el cierre de los comercios y escuelas, ante el temor de ser víctimas de los tiroteos y enfrentamientos entre ambos grupos delictivos que se disputan el control del estado.
El hecho de que García Harfuch declarara que, de inicio, el plan se aplicaría sólo en seis estados de la república que son Guanajuato, Baja California, Chihuahua, Jalisco y Sinaloa, tomando como referencia el alto índice de delitos que presentan y que se aplicará en el caso de extorsiones y homicidios dolosos, sin incluir otros delitos tan graves como los asesinatos, secuestros, desapariciones y las ejecuciones, llama la atención porque no se consideraron estados que también enfrentan la misma situación de violencia como: Chiapas, Zacatecas, Michoacán, Veracruz y Morelos, para los que no se anunció ninguna acción.
Además, que de entrada se reforzaría la seguridad en los municipios más violentos como son: Tijuana, León, Celaya, Acapulco, Benito Juárez Quintana Roo y Colima.
La estrategia de seguridad no establece los plazos en que deberán verse los resultados y el monto de los recursos y elementos que se destinarán para su ejecución.
Simplemente el hecho de señalar que los miembros de la Guardia Nacional realizarán labores de investigación e inteligencia, resulta imposible, dado que no están formados para dichas tareas y su subordinación al Ejército, los limita para cumplir las funciones que se les asignaron en la estrategia.
Desde mi punto de vista, la estrategia, se anunció como una medida para mandar un mensaje a los cárteles, de que para seguir con sus actividades delictivas, deben llegar a acuerdos entre ellos para evitar haya más víctimas y se pacifiquen los estados.
Considero que su objetivo es disuasivo, como una forma en que se de continuidad a los acuerdos entre autoridades y grupos delictivos, para que el gobierno federal y de los estados, no se vean obligados a enfrentarlos y romper el pacto de impunidad del que gozaron los últimos seis años.
Es de llamar la atención, que dentro de los cuatro ejes de la estrategia, nunca se menciona, el combate a las redes de lavado de dinero y de detección del manejo de recursos de procedencia ilícita de los cárteles para incautarlos y frenar su crecimiento.
Es hora de que la Unidad de Inteligencia Financiera del gobierno federal, investigue y persiga a los delincuentes y no siga siendo utilizada como un garrote político del Estado en contra de los enemigos y críticos del gobierno, como sucedió en el último sexenio.
Por ahora sólo nos queda esperar que la estrategia dé los resultados esperadosy que la población de los seis estados en los que se implementará en poco tiempo puedan regresar a la normalidad y recobrar la tranquilidad y paz social que debe garantizarles el Estado.