El pasado día sábado, Puebla se vistió de luto al despedir a uno de sus hijos más ilustres: César Musalem Jop. Profesor de primaria, abogado, político, escritor, municipalista, pero sobre todo, un hombre íntegro y visionario que dedicó su vida a la construcción de un mejor estado, siempre con la mirada puesta en el bienestar de la gente.

Musalem no solo fue un testigo de la historia, sino un protagonista activo de ella. Su legado en la política poblana es innegable; desde su juventud, abrazó con pasión la lucha por la justicia social, era un hombre de ideas liberales y progresistas, como él decia, “Que dicha que mi corazon lo tenga en el costado izquierdo”, está convicción lo llevó a ocupar diversos cargos públicos, siempre con la misma entrega y compromiso. Musalem entendió la política como un servicio, no como una ambición, y esa fue una lección que dejó grabada en el corazón de todos aquellos que tuvimos el honor de conocerlo y gozar de su amistad.

Su amor por el municipalismo fue otra de las marcas indelebles que dejó en Puebla. Creía firmemente en que el progreso real de una sociedad comenzaba desde los municipios, desde la atención a las necesidades locales más inmediatas. Musalem trabajó incansablemente por el fortalecimiento de los gobiernos municipales, convencido de que la descentralización y la autonomía eran claves para un desarrollo más justo y equilibrado. Fue fundador de la Red de Estudios Municipales (Red-E-Mun) y de la A.C. IDEAS.

Además de su labor política, César Musalem fue un ferviente defensor de la cultura y la educación. Fue un hombre de letras, un estudioso incansable que encontró en la escritura un medio para compartir sus pensamientos y reflexiones sobre la vida, la sociedad y el devenir de su amada Puebla. Pero su amor por la tierra no se limitaba a su patria chica; su corazón también latía por  Sevilla y Granada en Andalucía, de donde tomó la calidez, la alegría y esa sabiduría popular que lo caracterizaba. Musalem sentía una profunda conexión con la cultura andaluza, la cual permeaba su vida y sus decisiones; ademas tenía un cariño especial por Costa Rica, ese pequeño gran país al cual admiraba por su conciencia social y enorme respeto hacia la naturaleza.

“Desde las Galias” fue su columna semanal, que aparecia en varios medios impresos y por internet, en la que destacaba su punto de vista critico y reflexivo sobre la política en general, destacando como él  decia “la Galia Poblana”, en su columna ofrecía una perspectiva amplia y a veces histórica, con su estilo mordaz y directo, donde señalaba las fallas, contradicciones o aspectos controvertidos de la clase política, su tono a menudo sarcástico e irónico, le daba ese atractivo para sus lectores.

Y, por supuesto, no podemos olvidar su pasión por el buen comer. César era un verdadero conocedor de la gastronomía, disfrutaba de una buena mesa y encontraba en los sabores y aromas de la cocina un refugio y un placer que compartía generosamente con sus amigos. Para él, la comida no era solo un acto de necesidad, sino un arte, una forma de celebrar la vida y la amistad, como no recordarle sentado en los portales, disfrutando de una buena taza de café, amenizando y comprtiendo sus conocimientos con quien quisera tener una buena tarde de aprendizaje.

Hoy, al despedir a César Musalem, no solo decimos adiós a un político ejemplar, sino a un hombre de principios firmes, un caballero en toda la extensión de la palabra. Su partida deja un vacío difícil de llenar, pero también nos deja un legado que nos inspira a continuar su labor, a no bajar la guardia en la lucha por una Puebla más justa, más humana.

En alguna de las muchas ocasiones que tuve el placer de conversar con él, me preguntaba que le dijera cuales eran las virtudes del actual gobernador electo, Alejandro Armenta, despues de decirle mis consideraciones, me respondió, Aca entre Nos; “su principal cualidad y es lo que llevará a trascender como político es que no le tiene miedo a la inteligencia ajena, y eso en un político, hace que destaque sobre sus pares”.

César Musalem se ha ido, pero su voz seguirá resonando en las calles, en los despachos, en los medios de comunicación, en las aulas, en los cafés. Porque los hombres como él nunca se van del todo; permanecen en el corazón de sus amigos, en la memoria colectiva, como un faro que guía y que inspira.

Descansa en paz, Tigre César Musalem Jop. Tu vida fue un ejemplo, y tu recuerdo será eterno.

** El autor es Presidente de Innovación para el Desarrollo Local con Equidad y Ambiente Sustentable A.C. (IDEAS)

Correo electrónico:tuko866@gmnail.com y/ogabriel.lopez@ideasac.org.mx