*Enrique Hernández
- La pedagogía del bien común se fundamenta en cuatro pilares de aprendizaje clave: aprender a vivir, convivir, transformar y trascender. Dentro de este marco, las matemáticas adquieren un papel fundamental al reconocer la relación intrínseca entre la disciplina y la cotidianidad de las personas. Así, las matemáticas se integran en una pedagogía integral que abarca todas las dimensiones del ser humano.
«Las matemáticas son un área crítica en la educación de todas las personas», por ello, es necesario desarrollar el pensamiento matemático y abstracto para mejorar habilidades de comunicación, organización y toma de decisiones, enfatizó Damián Emilio Gibaja Romero, Director del Área de Matemáticas del Decanato de Ingenierías de la UPAEP.
Gibaja Romero señaló datos preocupantes provenientes de organismos internacionales, como la prueba PISA, que revelan un rezago significativo en la educación matemática en México. Se estima que los estudiantes mexicanos salen con deficiencias importantes de los niveles básicos de educación, lo que representa un desafío tanto a nivel nacional como local en Puebla.
En este contexto, las universidades tienen el reto de preparar mejores estrategias de enseñanza para guiar a los estudiantes hacia un dominio sólido de las matemáticas. Damián Emilio Gibaja subrayó la necesidad de diseñar estrategias educativas que fomenten el pensamiento crítico y la resolución de problemas, no solo proporcionando soluciones, sino también desarrollando la capacidad de comprender el proceso detrás de ellas.
Asimismo, destacó la importancia de romper con el paradigma de que las matemáticas son abstractas y no se aplican a la vida cotidiana. Por el contrario, afirmó que las matemáticas están presentes en todas partes y son fundamentales para la toma de decisiones, especialmente en contextos colectivos. Al entender cómo las matemáticas pueden mejorar la comprensión de problemas complejos y diseñar soluciones efectivas, se pueden establecer estrategias para alcanzar el bien común en la sociedad.
En cuanto a la pedagogía matemática, Gibaja Romero hizo hincapié en la diferencia entre el entrenamiento y la educación matemática. Mientras que el entrenamiento puede generar conocimiento a corto plazo, la educación busca adquirir conocimiento a largo plazo y desarrollar habilidades duraderas. Es fundamental que los profesores comprendan esta distinción y se enfoquen en educar a los estudiantes para que valoren y apliquen las matemáticas en diversos contextos.
Dijo que las matemáticas desempeñan un papel fundamental en la pedagogía del bien común, proporcionando las herramientas necesarias para abordar los desafíos sociales y promover soluciones efectivas. Con una educación matemática sólida y estrategias de enseñanza innovadoras, se puede impulsar el desarrollo de habilidades críticas y contribuir al bienestar de la sociedad en su conjunto.
Mientras que, Sandra Castilleja Jiménez, profesora del área de Matemáticas de la UPAEP, compartió sus reflexiones sobre la aparente dicotomía entre las matemáticas y el bien común que se desvanece cuando se reconoce la interacción entre ambas áreas.
Castilleja Jiménez destacó que la pedagogía del bien común se fundamenta en cuatro pilares de aprendizaje clave: aprender a vivir, convivir, transformar y trascender. Dentro de este marco, las matemáticas adquieren un papel fundamental al reconocer la relación intrínseca entre la disciplina y la cotidianidad de las personas. Así, las matemáticas se integran en una pedagogía integral que abarca todas las dimensiones del ser humano.
La profesora enfatizó que la enseñanza de las matemáticas debe trascender los números y los procedimientos, incorporando elementos de la cultura, las ciencias, la vida y la filosofía. Desde esta perspectiva, las matemáticas se convierten en un constructo complejo que se enseña no solo desde el aula, sino también desde la cotidianidad y la humanidad.
En el contexto de la pedagogía del bien común, Sandra Castilleja subrayó la importancia de la interacción social y el desarrollo de habilidades éticas y sociales en los estudiantes. La promoción de un ambiente pedagógico que fomente el trabajo colaborativo y el crecimiento personal y social es fundamental para alcanzar los objetivos de justicia y equidad.
Además, resaltó la necesidad de que los docentes se comprometan con una formación continua y una actualización constante de sus enfoques pedagógicos. La capacitación en nuevas metodologías de enseñanza, el diseño de materiales didácticos contextualizados y la integración interdisciplinaria son elementos esenciales para una pedagogía del bien común efectiva.
La profesora instó a las autoridades educativas y a los docentes a priorizar no solo los contenidos matemáticos, sino también los procesos de aprendizaje y las habilidades socioemocionales de los estudiantes. Este enfoque, según Sandra Castilleja, es crucial para formar ciudadanos informados y capaces de contribuir al bienestar colectivo en una sociedad cada vez más compleja.